Por esos indescriptibles momentos
que se viven muy pocas veces en la vida, tal vez simplemente sea una vez o si
la suerte esta a tu favor igual te ocurre dos veces. Me llamo Andrés y hace
poco que conocí a una chica muy especial, tiene dos años menos que yo, pero es
muy inteligente para tener solo catorce añitos. Cada vez la veo siento un gran
huracán de maripositas por dentro del estomago que me encanta… aunque sé que me
ocurre eso porque estoy empezando a enamorarme de ella y creo que ella de mi
también, pero no le quiero decir nada porque tengo miedo de hacerle daño, sufriríamos
mucho los dos y paso de esas cosas. Bueno tras esta pequeña introducción, voy a
contaros la pequeña pero bonita y romántica historia que sucedió aquel verano
de 2006 entre Alba y yo.
Todo comenzó el 16 de Agosto de
ese verano, yo como siempre seguí mi rutina habitual: Me levante a las ocho de
la mañana, un poquito más pronto que de costumbre… me fui a correr mis ocho kilómetros
diarios, luego me fui a la piscina a nadar y después hice unas cuantas
abdominales. Para terminar me di una ducha bien fresquita.
Ese día yo estaba un poquito más
nervioso que de costumbre, porque por fin me iban a presentar a una chica que
yo conocía solo de vista, pero que me parecía espectacular…era despampanante,
con su larga melena rubia y sus dulces ojos color miel, enamoraba a cualquiera
aquella belleza llamada Alba.
Las horas se me hacían eternas,
lo único que quería era conocerla ya…y tener esa indescriptible sensación de
tenerla cerca. Solo faltaban dos horas para conocerla, las más largas de toda
mi vida.
Y tras esa larguísima espera, por
fin llego el esperado momento de reunirme con ella y con mi mejor amigo,
supongo que ella también llevaría a una amiga suya.